La Historia de la Euskal Jira. El Origen

La Irungo Euskal Jira nació con el objeto de recordar aquellas costumbres y aficiones de los hombres y mujeres euskaldunes. Según consta en la documentación guardada en los archivos, la primera edición se celebró el 15 de agosto de 1928.

Según consta en la documentación guardada en los archivos, la primera edición se celebró el 15 de agosto de 1928. En todo este tiempo se puede decir que se ha dividido en tres etapas. La primera duró desde el año 1928 hasta el año 1935. Durante el periodo de la Guerra civil y años posteriores esta estuvo prohibida. En los años 1951 y 1955 se celebraron dos ediciones con motivo de unos campeonatos provinciales y estatales de regatas de bateles organizadas por la Sociedad Jostallu. No fue hasta el año 1979 cuando volvió a iniciarse gracias a la labor de varias personas y asociaciones culturales.

La Euskal Jira se nos presenta como una autentica pagina viviente de nuestra historia, un lugar donde cabe todo aquello que hasta ayer fue cotidiano y hoy es parte de nuestra cultura e historia: oficios, utensilios, herramientas, vestimentas e incluso edificios o situaciones que para algunos aún permanecen en el recuerdo y para otros en un fenómeno nuevo cargado de sentido arcaico.

En las primeras ediciones de la Euskal Jira se hacia una romería hasta el monte San Marcial donde cada cual disfrutaba de una comida con los productos que llevaba, para bajar a continuación de nuevo a Irún. La gente iba ataviada con los trajes típicos. Al reiniciarse la jira en el año 1979, se cambia la subida a San Marcial por un desfile por las calles de Irún y una posterior sardinada acompañada de sidra en la plaza Urdanibia.

La principal singularidad que depara la Irungo Euskal Jira y que la hace diferenciarse del resto de fiestas euskaldunes, es la participación de las gurdias tiradas por bueyes. Encima de cada una de las gurdias se pueden apreciar diferentes temas a cada cual más original. Todos y cada uno de ellos están hechos a mando por gente de las entidades culturales que participan. Dichos motivos generalmente suelen ser edificios o lugares de Irún conocidos, así como labores cotidianas euskaldunes de antaño.

La labor que se desea desde la organización es que junto a todas las personas y entidades colaboradoras se retomen los valores positivos de nuestros mayores y de nuestro pueblo y proyectarlo hacia el futuro para conservar así los valores milenarios de nuestra querida tierra.